Exposición colectiva, “Es-cultura: cuerpos plurales”, Fundación Casa Pintada-Museo Cristóbal Gabarrón, del 15 de diciembre de 2018 al 17 de marzo de 2019.
Las obras que nos presentan Olga Rodríguez Pomares y Belén Orta, están íntimamente ligadas a los espacios que ocupa la escultura entre el cuerpo y la mente como ámbito de representación y de simbolización. Sus esculturas, tienen para ellas una función reflexiva (estados internos), y nos permiten comprender la conexión entre el proceso creativo y el espacio, la literatura, la cultura, la mitología, y el mundo de los sueños y de las emociones.
Hacer arte para nuestras creadoras es una vía de acceso a su mundo interior, a la identificación materna, a la palabra y al cuerpo fragmentado. A través de la exploración de los materiales, formas y procesos escultóricos nos encontramos con equivalentes plásticos de la historia de la mujer, de las visiones del cuerpo humano, son narraciones de sus gozos, de sus dolores y de sus anhelos, son procesos creativos que sirven para moderar las tensiones, fuente de autoconocimiento.
El proyecto que nos presentan tiene una relación entre el cuerpo físico y los estados internos. Afrontan la imagen de la complexión desde diferentes enfoques como la mujer diosa, la mujer madre, la madre naturaleza,… crean cuerpos habitados y revelados. En ellos, nos muestran la figura fraccionada en sus múltiples partes como metáforas de la fragilidad, del dolor y de carga social hacia el cuerpo.
Olga, nos presenta sus series de Pebeteros y Cariátides, Torsos de mujeres, en ocasiones embarazadas, son cuerpos contenedores de sueños, una oda a las mujeres, que se unen, en la cotidianidad de la vida, en pactos de amistad y cariño, tan necesarios para subsistir. Los Torsos (de escayola y resina) a modos de corsés, son capas o trajes que se superponen, como una segunda piel, que nos sumergen en temas como la dualidad del ser. Los Pebeteros, compuestos por resina, elementos de la naturaleza (raíces, semillas, hojas…) y alimentos de primera necesidad (trigo, arroz,…), están asociados a la Luna y a la fertilidad, y representan a la diosa Deméter, la diosa griega de la agricultura, nutricia pura de la tierra verde y joven, “la diosa madre”. La serie de las Cariátides (con piedra Bateig y metacrilato), hacen alusión al relato de Vitrubio que indicaba que siendo la ciudad de Atenas aliada de los persas durante las Guerras Médicas, sus habitantes fueron exterminados por los otros griegos, sus mujeres fueron convertidas en esclavas y condenadas a llevar las más pesadas cargas, mujeres que aguantaban el peso del mundo, como lo han estado haciendo a los largo de la historia.
Belén, nos presenta unas instalaciones realizadas con libros, hilos y palabras simbólicas. Composiciones basadas en la iconografía gargólica, seres fabulosos e imaginarios, que podían tomar la forma de animales, humanos o una mezcla de ambos, pero siempre representados de manera monstruosa. Así son las obras basadas en la mitología y en Afrodita, la diosa bella y del amor. El amor es parte fundamental en el ser humano y es igual de doloroso en cualquiera de los tiempos, La indiferencia de Afrodita, del ser amado, es una escultura que reflexiona sobre este sentimiento. Las composiciones La osadía del hombre, inspiradas en el mito de Ícaro, fragmento de su cuerpo, y alas derritiéndose y cayendo al vacío. Tiene mucha similitud al hombre actual que cree que está por encima de la naturaleza, y por encima del bien y del mal, la osadía del hombre sigue vigente actualmente. En Imposible de sostener, transmite la dureza de vivencias que tenemos a lo largo de nuestra vida, demasiada carga para poder soportarla, y la compara con la historia de Atlas, que en la mitología soportaba el peso del mundo en sus hombros como castigo.
Comisario: Juan García Sandoval, museólogo, curador y crítico de arte.